La FDA prohíbe el triclosán

Muchos datos sugieren que el triclosán, un químico del jabón antibacteriano, es tóxico e innecesario para el uso diario. Por lo cual, la FDA anunció que prohibirá el ingrediente en los jabones corporales y de manos.

Debido a esto, los fabricantes tienen un año para eliminarlo y otros 18 ingredientes antibacterianos de los productos. Además de, retirar los productos que contienen estos ingredientes de los estantes de las tiendas.

FDA prohíbe el triclosán: los detalles

Durante años, la FDA admitió que el agua y el jabón común demostraron ser tan efectivos como los jabones antibacterianos. Pero, sin los efectos secundarios dañinos, instando a la gente a evitar el uso excesivo de jabón antibacteriano.

¿Una de las principales preocupaciones? Cada vez quedó más claro que el uso de jabones antibióticos contribuía a la resistencia a los antibióticos. Cuanto más exponemos a los gérmenes a sustancias que los combaten, mejor se adaptan.

Las empresas, tuvieron que demostrar que los productos antibacterianos eran superiores a los no antibacterianos. Sobre todo, en lo que respecta a la prevención de enfermedades humanas o la reducción de la infección. Las compañías no pudieron hacer esto, según la FDA.

Eso llevó a muchas compañías a comenzar voluntariamente a extraer el triclosán de sus productos. Y, reemplazarlos con otros productos químicos antibacterianos que no están en la lista de prohibición actual de la FDA.

Problemas de salud que provoca

#1. Estragos hormonales

Además de hacer que nuestros medicamentos sean menos efectivos y, en algunos casos, inútiles. El exceso de antibacterianos también está afectando nuestro sistema inmunológico. Además, el triclosán altera los niveles de testosterona y tiroides. Así como, los adaptadores y la síntesis de estrógenos. Se almacena en determinadas células, e incluso puede esconderse en la leche materna y la sangre. Esto plantea la amenaza de efectos hormonales a largo plazo que podrían afectar la salud del sistema inmune, la fertilidad y el embarazo.

#2. Alergias

Estos investigadores descubrieron que las concentraciones de triclosán en orina se asociaban con la sensibilización alérgica. Sobre todo, a los alérgenos inhalados y estacionales, en los niños. Además, se encontró niveles de este, medidos en la orina, estaban asociados con niveles altos de inmunoglobulina E y rinitis.

#3. Cáncer

Un estudio, encontró que la exposición prolongada al triclosán causaba daño hepático. Incluido, un mayor riesgo de cáncer de hígado. Además, cuando este se degrada, se convierte en dioxina. La dioxina es un carcinógeno y se ha relacionado con diferentes tipos de cáncer.

De hecho, este químico, puede manifestarse en el organismo como un productor de crecimiento celular descontrolado. Cuando, se combina con agua del grifo clorada y tóxica, forma cloroformo, otro causante de cáncer.

#4. Destrucción intestinal

El exceso de saneamiento, con productos como el triclosán, nos está enfermando más que nunca. Según la Academia Americana de Alergias, Asma e Inmunología, las tasas de alergias, han aumentado a pesar de una buena higiene. Así como, los problemas de aprendizaje, infecciones y enfermedades inflamatorias intestinales.

Este estudio, muestra que limpiarnos de organismos microbianos beneficiosos, afecta el microbioma. Ya sea que, lo hagamos tomando antibióticos, o limpiando demasiado nuestros hogares. Y, de esta forma puede contribuir a alergias estacionales o alimentarias, asma, obesidad, y problemas digestivos.

Además, el exceso de saneamiento podría incluso hacerte más susceptible a deficiencias de nutrientes y problemas digestivos. Debido a que, las células epiteliales intestinales experimentan cambios anormales en las microvellosidades. Que son las que nos ayudan con la absorción de nutrientes.

#5. Contaminación

La APA incluso admite que cuando el triclosán reacciona con la luz solar, genera dioxinas, un potente carcinógeno. Eso es un gran problema, considerando que este aparece de forma habitual en las muestras de agua. Los estudios muestran que está presente en casi el 60 por ciento de los arroyos y ríos de EE. UU. Daña los animales acuáticos y las plantas, mata las algas y afecta e incluso cambia las hormonas y el sexo de los peces.